Testimonial
Por: Iván Gómez León
Haber conocido y vivido profundamente nuestra tradicional manera de ser, la llamada idiosincrasia margariteña, debido a su procedencia de una comunidad portadora de un significativo patrimonio cultural tradicional –El Maco-, en el seno de un hogar humilde, y luego, a consecuencia de su función profesional como Médico Psiquiatra sensibilizado por el estudio de nuestras realidades socioeconómicas y culturales, constituyeron motivaciones suficientes para que Emiro Marcano Maza adquiriera la excepcional capacidad para valorar en toda su dimensión la riqueza y variedad que se encierra en la vida cotidiana de su pueblo insular y la necesidad de su preservación como fuente determinante de la diversa identidad del venezolano.
Debido a ello, cuando por los años setenta del siglo pasado se anunció que la Isla de Margarita iba a ser asaltada por capitales transnacionales e inmediatamente, de manera agresiva e inconsulta, dieron rienda suelta a sus apetitos comerciales y se comenzó a gestar la más vil agresión al pueblo margariteño, su voz enérgica fue como un trueno que nos estremeció a todos:
“Hoy no existe cárcel, pero sí una escuela de delincuencia con profesores importados en el Retén de Porlamar y en las cárceles de la ciudad impartiendo sus lecciones a los incautos.
“173 Almacenes de Zona Franca, con modas, perfumes y costumbres importadas de las capitales comerciales de Europa y Estados Unidos; 17 discotecas, incluye discotecas, piano bares y cervecerías hasta marzo de 1975, importadoras de los últimos adelantos de los noctámbulos internacionales, ha sido suficiente para desequilibrar la familia neoespartana.
“Sífilis y otras venéreas, la virginidad mercantilizada de las nativas, abortos y nacimientos no programados, seguirán ocultos por el velo de la conducta cómplice de muchos. Todo este cambio, este ‘progreso’, esta ‘civilización’, ha llegado en cosa de tres años, es decir, un pestañar en el tiempo, y ha encontrado a la familia insular, sana, conservadora y resistente a aceptar los nuevos valores; pero también ha llegado para los hijos de estas familias, que poseedores, como todo joven, de sentimientos narcisísticos, omnipotentes y de independencia individual, aceptan, copian y se identifican con estas formas de vida.
“Estos cambios que han sido aceptados y digeridos por otras sociedades en el proceso ‘civilizador’ en 50 ó 100 años, fueron impuestos a nuestras familias, primitivas en muchos aspectos, en tres años solamente, produciéndose una eclosión socio-cultural de consecuencias imprevisibles.
“En el proceso de transculturación, Margarita está perdiendo, porque los valores llegados de otras partes, este año calculado a través de un millón de personas, siempre serán negativos, ya que están basados en interrelaciones comerciales e idílicas que conquistarán fácilmente a 120.000 nativos, sedientos de snobismos, carentes de conocimientos turísticos y de conciencia defensora de lo vernáculo.” (1)
Había, en aquel entonces, una necesidad de echar mano a cualquier recurso a objeto de impedir a toda costa que se cometiera el crimen anunciado contra nuestro pueblo inerme. Entonces, acudió a la radio y a la prensa para transmitir sus angustias; promovió la organización de las comunidades en defensa de su tradición y valores; sembró sentimientos de arraigo telúrico entre la juventud. Sabía de antemano que iba contra la corriente, es decir, contra la vulgar confabulación de unos y otros, pero era lo que demandaba la conciencia nutrida en el amor a la patria pequeña…
De esta manera prendió en lo más profundo de su alma incendiaria la brillante idea de escribir, en algún momento de reposo, una página poética que tradujera su conmoción interior, que era la misma que sufría su pueblo, su gente. Así, en las primeras luces del alba de un buen día nació “Nueva Esparta de Amor” y al darla a conocer a sus paisanos fue aplaudida y aceptada porque había logrado dar un primer paso trascendental: traducir de manera fiel nuestra angustiante realidad. El magistral y adolorido toque musical se lo incorporó el Maestro Alberto Valderrama Patiño. Esa llamarada incendió la literatura y la música neoespartana conformando un ejército de seguidores que aún está ahí presto a hacer justicia, tanto en la tierra como en el cielo, cuando llegue la hora anunciada: Isidro Spinetti, Ángel Félix Gómez Rodríguez, José Rosa Acosta, Miguel Rivera, Pedro Aguirre, Jesús Ávila, Domingo Carrasquero, Simón Guerra…
Un fragmento de aquel Manifiesto servirá de ilustración al lector:
Pero hoy qué lástima mirarte
convertida en gran tienda
para que al visitante
se estimule a que venga
sólo a posesionarte
Nueva Esparta de amor.
Desde aquellos tiempos hasta los días actuales esa conciencia vigilante anda rondando por los caminos…
Emiro Marcano Maza nació en El Maco el 4 de noviembre de 1936 y falleció en su casa de familia de Santa Ana del Norte el 7 de enero de 2021.
